domingo, 9 de septiembre de 2012

cuidado de enfermeria


LA DISCIPLINA DE ENFERMERÍA 
 
La disciplina enfermera ha ido construyéndose a imagen y semejanza del resto de las disciplinas científicas, sometidas a las influencias de las distintas corrientes y/o paradigmas que los seres humanos vamos construyendo a medida que vamos plasmando nuestro pensamiento crece la disciplina. De ahí la importancia de la investigación en el objeto de estudio de la enfermería. >el cuidado<

La enfermería ha llevado a la práctica la teoría, ha establecido un puente entre “forma de pensar” y “forma de hacer” tratando de incorporar ambos en el proceso de cuidar, por lo que requiere un instrumento metodológico para este proceso de cuidar.

Que le permita mantener un orden entre dichas acciones, garantizando la consecución de la meta u objetivo en el paciente a través de las intervenciones enfermeras y/o acciones de cuidado.

El aprendizaje y utilización de un soporte metodológico deberá centrarse en lo que llamamos la forma de pensar y la forma de hacer de manera que cuando nos dispongamos a llevar a cabo el proceso de cuidar en enfermería pensaremos y realizaremos las acciones siguiendo el orden que establezca el soporte metodológico seleccionado.

Otra de las ventajas que nos aporta la utilización de un determinado método es la posibilidad que nos da de poder justificar, probar y evaluar el proceso de cuidar.
 
 
 


El pensamiento crítico en enfermería.


Los profesionales de la enfermería tenemos la necesidad de utilizar un instrumento metodológico para el proceso de cuidar, unido al desarrollo del pensamiento enfermero >pensar y de hacer, < fundamentada en el pensamiento crítico y método científico. [1]

El término proceso se refiere a:

• Sucesión de acciones.

• Dirección hacia delante de las acciones.

• Acciones que quedarán vinculadas entre sí por el objetivo que persiguen.

• Acciones que pueden no tener fin.

• Acciones de pensar y acciones de ejecutar.

 
La acción de pensar y su consecuente, el pensamiento, reflejan la capacidad del ser humano para imaginar, considerar o discutir. Examinando los hechos y reflexionando sobre ellos se ha llegado a obtener un dictamen o conclusión sobre el suceso.

Todo ser humano tiene implícito factores intrínsecos imagina, considera, discute, reflexiona o examina un hecho, no responde al azar o a la casualidad sino con ellos el individuo inicia el abordaje de nuevas reflexiones. Y   los factores extrínsecos; son los tipos de pensamiento predominantes en el entorno social y cultural en el que vive cada ser humano y que el mismo ser humano, ha ido construyendo.

 El pensamiento propio de las enfermeras, se puede definir como el conjunto de ideas propias y comunes presentes en todas las personas que componen el colectivo profesional de enfermería.  Las características del pensamiento enfermero. Se manifiesta a través de los escritos y las acciones que lleva a cabo FlorenceNightingale, responde a las líneas del pensamiento científico predominante, al igual que la del resto de las enfermeras que han plasmado su pensamiento a través de los modelos. Desarrollado a partir de cuatro conceptos o ideas básicas, el Metaparadigma enfermero y que son los conceptos persona, salud, entorno y cuidado. Estos conceptos son lo que identificábamos anteriormente como los aspectos que ocupan el pensamiento enfermero.

Kérouac S.  Afirma que: “La manera particular con la que las enfermeras abordan la relación entre el cuidado, la persona, la salud y el entorno permite clarificar el campo de la disciplina enfermera”.[2]

Para Benavent “el pensamiento crítico es la clave para la resolución de problemas”, de manera que si la enfermera no piensa críticamente no podrá llegar a resolver el problema, es más, ella misma se convertirá en parte del problema. Esta afirmación establece el vínculo entre el pensamiento enfermero y el pensamiento crítico de manera que podremos calificar el pensamiento enfermero como pensamiento crítico en enfermería.[3]

El pensamiento crítico persigue emitir juicios basados en evidencias y no en conjeturas. De manera que pueda ser evaluado el resultado de las acciones derivadas de dichos juicios y así poder desarrollar el conocimiento.

 

El proceso de cuidar

Se define como el ejercicio de las posibilidades o facultades propias de la profesión de enfermería. Significa una forma de pensar propia en torno al ser humano, a su salud, al entorno y al cuidado, y una forma de hacer condicionada por los resultados de la acción de pensar.

Florence Nightingale lanza los cuidados de salud hacia un estatus de profesionalización y responsabiliza a las enfermeras de estos cuidados.[4]

El proceso de cuidar como acción profesional queda vinculada a las enfermeras exigiéndoles un compro miso que va más allá de la mera realización de una serie de acciones de cuidados aprendidas como par te de las costumbres culturales de un grupo humano y sin más base que la tradición. Este compromiso alcanza al desarrollo disciplinar por cuanto que se hace necesario: Definir qué son y cómo son esas acciones de cuidados que encierra el proceso de cuidar, establecer la relación entre dichos cuidados y la especificidad de la acción profesional de las enfermeras, Identificar, describir y analizar un instrumento que haga posible el proceso de cuidar profesionalmente.

Las siguientes son una serie de actividades que se han presentado sobre el proceso de cuidar y la vinculación como pensamiento crítico.

·        Identificar la necesidad del cuidado supone para la enfermera un ejercicio complejo, puesto que le obliga a: dotarse de la información que le permita identificar el efecto de las variables en cada suceso o situación concreta y tener conocimiento del efecto que las distintas culturas tienen sobre la manifestación de la necesidad de cuidados.

·                    Identificar el tipo de cuidado requerido la enfermera necesita un conocimiento técnico acerca de los tipos de acciones que le permitirán satisfacer la necesidad identificada, deberá conocer si el sujeto ya ha realizado acciones encaminadas a satisfacer esta necesidad, qué tipo de acciones son y determinar el valor real que tienen en esa situación y el valor entendido corno significado para el sujeto.

·                    Identificar la manera en que podremos satisfacer dicho cuidado. Cuando ya hemos sido capaces de concretar la necesidad de cuidado de un sujeto, el tipo de cuidados que necesita y su capacidad de participación, es necesario que diseñemos la manera en que vamos a llevar a cabo la acción de cuidar. Concretar las tareas a realizar, determinar el tiempo que cada una de estas tareas exige, y determinar el material y/o instrumentos que necesitamos.

·                    Determinar la delegación de acciones. El compromiso que las enfermeras asumimos de hacer participar al sujeto en su proceso de cuidados nos obliga a identificar cuál o cuáles de las acciones necesarias deberemos llevar a cabo nosotras personalmente, y cuál o cuáles aquéllas que podremos delegar en el propio sujeto.

·                    Considerar el carácter ético que tiene el proceso de cuidar. Los valores que condicionan -o pueden condicionar— la expresión de la necesidad del cuidado por parte de la persona, y su identificación y propuesta de satisfacción por parte de la enfermera, dotan de carácter ético al proceso de cuidar.

·                    Ejecutar las acciones concretas de cuidado. La ejecución es la muestra del hacer y la práctica de la enfermería profesional, y requiere de la realización de una serie de técnicas variadas en cuanto a su complejidad que no son el fin del proceso de cuidar. Abdellah en 1987 afirma que la técnica ha de considerarse como un instrumento para llevar a cabo los cuidados y no es un cuidado en sí mismo.[5]

Las técnicas, como instrumentos para cuidar, exigen que la enfermera posea una formación en dichas técnicas tal que:

— Adquiera la habilidad necesaria para realizarlas.

— Adquiera los conocimientos que fundamentan la técnica y su uso.

— Adquiera la habilidad para efectuar los cambios necesarios y adaptar las técnicas a los requerimientos del sujeto que puedan surgir durante el proceso de cuidar.

·                    Evaluar los resultados. El proceso de cuidar, como secuencia de acciones dirigidas hacia un fin, exige de la evaluación de los resultados que dichas acciones producen en la dirección del fin que se persigue. Considerando además que el proceso no tiene fin siempre, esta evaluación no debe entenderse como un punto y aparte o punto final, sino como un punto y seguido.

La exigencia de que exista esta conexión en las acciones que comporta el proceso de cuidar, de no perder la meta de este proceso, y de consolidar el proceso de cuidar como la esencia de la disciplina enfermera obliga a la utilización de un instrumento metodológico que permita garantizar todo ello.

3. Cada una de las etapas del proceso.

Existes diferentes definiciones de lo que es el proceso enfermero PE

La definición propuesta por J. M. Deiminger menciona que un proceso enfermero es útil tan sólo en aquellas circunstancias de cuidados que vayan dirigidas hacia un individuo y parecen quedar excluidas aquellas situaciones de cuidados que desarrollamos las enfermeras cuando el usuario de nuestros servicios es una familia, un grupo o la comunidad.[6]

M. T. Fehlau, Kneedler J M.  Señalan que el PE “Es el método sistemático de solución de problemas para planificar la asistencia. Es un proceso de planificación de las atenciones centrado en el paciente de forma lógica y sistemática a través de la valoración, la planificación, la intervención y la evaluación. Estos problemas hacen referencia a la manifestación de una necesidad alterada”.[7]

Todos los autores se refieren al cliente al indicarnos hacia quién va dirigido el proceso enfermero. Esto nos permite considerar todas las posibles variables de este cliente al que podría ser un individuo, una familia, un grupo o una comunidad.

En oposición con las detalladas definiciones del PE J. Jara.  Afirma que el proceso enfermero es “la aplicación del método científico a la enfermería”.[8]

 A. Griffin señala que el proceso enfermero es “una trayectoria progresiva” que contiene tres dimensiones: “propósito, organización y flexibilidad”.[9]

• El propósito es dotar a la enfermera de una estructura para poder prestar atención identificando las respuestas del sujeto.

• La organización es la estructura que tiene el proceso enfermero en la que podemos ver un orden y secuenciación en etapas que a su vez tienen una organización interna en fases.

• La flexibilidad para que el proceso pueda ser utilizado en cualquier situación de atención de enfermería, es decir, permite ser utilizado cuando el sujeto de los cuidados es una persona o cuando es una comunidad, siéndonos útil para la prestación de cuidados en todos los niveles de salud.

R. Alfaro en respuesta a la pregunta ¿qué es el proceso de enfermería? dice: “Básicamente, el pro ceso de enfermería es un método sistemático y organizado de administrar cuidados individualizados, que se centra en la identificación y tratamiento de las respuestas únicas de la persona o grupos a las alteraciones de salud reales o potenciales. Consta de cinco etapas —valoración, diagnóstico, planificación, ejecución y evaluación[10]

M. Phaneuf afirma que el proceso enfermero tiene como características que:

• Es sistemático, no deja nada al azar.

• Es dinámico, permanece en continuo cambio.

• Es interactivo, permite la colaboración constante entre enfermera y cliente.

• Es flexible, se adapta a cualquier circunstancia de cuidados.

• Requiere de un modelo conceptual que le dé sentido.

• Se orienta a unos objetivos claros y precisos.

• Es un elemento esencial para la historia de salud de los sujetos de cuidados.

 

La configuración del proceso en etapas se inicia en torno al año 1955 cuando Lydia Hall describe el proceso como “un proceso en partes” A partir de este momento comienzan a aparecer diversas propuestas de división del proceso enfermero en etapas que van evolucionando de manera que estas propuestas pasarán de presentar el proceso dividido en tres etapas a cinco con las que actualmente trabajamos[11]

La etapa de valoración: obtener información que nos permita identificar la necesidad de dicha acción y las características que debe tener. La etapa de valoración nos permite precisamente esto. Valorar la situación del sujeto en el proceso de cuidar.

La etapa de diagnóstico: utilizar un lenguaje que permita la comunicación clara entre todos los miembros del colectivo profesional. El diagnóstico, por tanto, ha de verse como un intento de homogeneizar el lenguaje profesional de las enfermeras.

La etapa de planificación: La etapa de planificación satisface la necesidad de cuidado, su interés radica fundamentalmente en la formulación de los objetivos que se deben alcanzar para poder resolver las situaciones identificadas como problema a través de la valoración y etiquetadas posteriormente como diagnósticos.

La etapa de ejecución: cuando nos referimos a la etapa de ejecución tendemos a considerarla como un momento del proceso enfermero que requiere una acción más física y menos intelectual, pero como después veremos es imposible esta diferenciación, puesto que una ejecución meramente mecánica rompería la continuidad del proceso de cuidar en enfermería y dificultaría su definición como pensamiento crítico.

La etapa de evaluación: Su consideración como última etapa dentro del proceso enfermero no impide que las acciones que comporta se lleven a cabo a lo largo de todo el proceso enfermero y en cualquier momento del mismo. La evaluación es la garantía de calidad del proceso enfermero.

3.    La importancia de la aplicación del proceso de enfermería para los pacientes y para la profesión.

 Alfaro y Phaneuf, al analizar este instrumento metodológico, concluyen atribuyéndole una serie de ventajas.

·        Mejora la calidad en la prestación de cuidados, ya que permite la consideración del sujeto desde su totalidad e individualidad. El establecimiento de un orden en la realización de las acciones que comporta el proceso de cuidar y posteriormente su registro permiten garantizar una atención de enfermería basada en la individualidad y totalidad del sujeto,

Ayudará —siempre que nuestro objetivo para atender al individuo sea claro y diferenciado del de otros profesionales de salud— a conseguir la autonomía como profesionales. Efectivamente un instrumento que permite ordenar y dirigir nuestras acciones en torno a una meta —que se corresponde con la aportación específicamente enfermera que como profesionales podemos hacer en la atención de salud al sujeto— hará posible dejar constancia de esa aportación específicamente enfermera, identificando su especificidad y diferencias respecto de las aportaciones de otros profesionales sanitarios y mostrando la necesidad de esta aportación.

Favorecerá la investigación. El instrumento de finido como “escritura, papel o documento que justifica o prueba alguna cosa” se convierte en una base de datos imprescindible para la investigación disciplinar. La relación que existe entre la forma de pensar y la forma de hacer hace del instrumento metodológico la clave que posibilitará el crecimiento y desarrollo disciplinar.

Posibilita una comunicación efectiva entre profesionales. La organización y la planificación de la atención a la salud de los individuos hace que el proceso de cuidar y los cuidados que es te proceso genera y que están dirigidos a sujetos concretos sean compartidos por varios profesionales de enfermería. Estos profesionales a su vez cuentan con el resto de los miembros del equipo de salud: técnicos y profesionales de otras disciplinas que también participan en la atención a la salud del sujeto.

Conclusion

La complejidad del ejercicio profesional de la enfermería ha quedado centrada a partir del significado de los términos proceso y cuidar.  Destacando el componente de ejercicio de pensar que contiene el proceso de cuidar y del tipo de pensamiento que exige.

Sólo el modo de pensamiento denominado crítico nos permitirá abordar y resolver con éxito el proceso de cuidar, dicho proceso, nos permite expresar la necesidad de contar con un instrumento metodológico que permita a las enfermeras llevar a cabo satisfactoriamente el proceso de cuidar en enfermería. El valor fundamental de este instrumento metodológico es su consideración como una herramienta. El profesional de enfermería necesita, para poder utilizarla adecuadamente, conocer su modo de uso y sus prestaciones y tener como referente un modelo de cuidados o patrón que oriente y guíe la acción de dicha herramienta.

Es importante destacar que el uso de este instrumento metodológico nos permite obtener una información sobre el proceso de cuidar en enfermería que es fundamental para la investigación y el desarrollo disciplinar.

Hemos visto también como el proceso enfermero incorpora cinco etapas, que si bien pueden ser estudiadas separadamente, su aplicación en la práctica será conjunta, produciéndose un solapamiento entre las acciones que configuran cada una de las etapas.

El proceso enfermero es un elemento fundamental para el desarrollo de la investigación en enfermería. Por tanto, no sólo estamos hablando de un instrumento útil y necesario en el proceso de cuidar en enfermería, sino que nos encontramos frente a un instrumento que permitirá el desarrollo disciplinar, porque a través de él podremos generar conocimiento.

 


[1]Alfaro, R. El pensamiento crítico. Un en foque práctico. Barcelona: Masson, S.A., 1997.
 [2] Kérouac, S.; Pepin, 1.; Ducharme, E.; Duquette, A.; Major, F. El pensamiento enfermero. Barcelona: Masson, SA., 1996.
[3]  Alfaro, R. ibid.
[4] Nightingale, E. Notas de enfermería. Qué es y qué no es. Barcelona: Salvat Editores, SA., 1990.
 [5] Alfaro, R. Id.
 [6] Nightingale, E.   Loc, cit.
 [7] Ballesteros, H.; Camaño Vaz, C.; Hernández González, M. C.; Ruiz Ureña, M. 1. El proceso de atención de enfermería y la ciencia. En: Conceptos de Enfermería. Madrid: UNED, 1981.
[8] Griffin, A. En: Carlson, J. H. eta]. Diagnóstico de enfermería. Madrid: Pirámide, 1985.
[9] Alfaro, R. Aplicación de/proceso de enfermería. Guía práctica. (2 Barcelona: Doyma, 1992.
 [10] Phaneuf, M. La planificación de los cuidados enfermeros. México: McGraw-Hill/Interamericana, 1999.
 [11] Murray, M. E.; Atkinson, L. D. Proceso de atención de enfermería. México: McGraw-Hill/Interamericana, 1996.